Vive sola, ella es la única que habita esa
vieja casa de una planta rodeada de árboles de “palo fierro” y matorrales que han ido creciendo sin
sentido alrededor de la casa hasta formar una especie de campo protector.
Tiene dos perros, no son de raza, son más bien
corrientes cruzados con de la calle. A veces los tiene en el porche otras
dentro de su casa… sin embargo, estos animalitos le son fieles, son dos
guardianes que al menor movimiento si quiera que se escucha por la banqueta
lanzan sus ladridos defensivos.
Como les dije, ella vive sola y su vestimenta es la de una adolescente de los años
setenta. Vivía con su abuela y su madre, las cuales murieron ya hace tiempo atrás.
Se viste como en aquellos tiempos aunque su
cabello largo casi hasta la cintura esta basto de canas y su cara flaca y larga
dejan ver los surcos de arrugas que forman ríos de años y años de soledad y
abandono.
Nadie ha cruzado con ella palabra alguna, solo
sale de noche de vez en cuando a regar las plantas y los árboles que parecen
sobrevivientes de un holocausto.
Por entre sus ventanas se ven los cristales
sucios y con telarañas y detrás de ellos se alcanza a apreciar una persianas de
metal de esas que ya no se usan y que no veo desde los ochentas…
Su casa es una casa normal en su edificación,
salvo que quien sabe cuándo fue la última vez que se pintó y se notan esas
rayas negras que caen por las paredes como si fueran viejas gárgolas de algún
castillo francés. Tiene un carro abandonado sin llantas dentro de lo que se
puede decir es un anexo del porche, quien sabe de quién era, como les digo, yo
solo vi en esa casa alguna vez a la abuela, la madre y la hija y nada más.
Nunca vi que llegaran familiares o amigos a visitarlas. Incluso nosotros los vecinos jamás lo hicimos.
Nunca vi que llegaran familiares o amigos a visitarlas. Incluso nosotros los vecinos jamás lo hicimos.
Ahora caigo en cuenta que ni siquiera se su
nombre.
A veces me levanto de madrugada y por alguna razón
me asomo por la ventana que da frente a su casa y está toda oscura, no se ve
luz alguna pero puedo sentir que ella está sentada en su mecedora del
porche acompañada de sus dos perros,
fumando y mirando hacia donde estoy. Puedo jurar que veo la tiza al rojo vivo
brillando como una luciérnaga entre los matorrales y ramas de árboles…
En la parte de atrás de hay un cuarto que quizás
alguna vez se utilizó como cuarto de servicio… hay noches cuando no hay luna
que se ve la puerta media abierta y como si dentro de esa habitación hubiera
una vela encendida… mi mente piensa mil
estupideces o locuras alrededor de esto que quizás no valga la pena si quiera
mencionar… me hace sentir un extraño miedo, no sé cómo explicarlo… me da
ansiedad… no me gusta.
He visto muchas películas de terror y a veces
me imagino a esta singular mujer teniendo a alguien secuestrado en ese lugar y tratándolo
peor que a un animal para saciar su locura y Dios sabe que extraños placeres…
Una noche estaba sentado en la terraza de la
casa oyendo un programa de rock por la radio y de pronto, eran como las 10 de
la noche de aquel viernes… de pronto comencé a escuchar unos gritos de una
mujer, era mentadas de madre entre otras cosas y se escuchaba que pateaban
puertas y aventaban cubetas y cosas de cristal a la calle…
Me asome discretamente por la terraza y vi que
era esta mujer…
Estaba hecho un torbellino, estaba destruyendo
y maldiciendo a todo lo que tenía alrededor, incluso pasaba por donde estaban
sus perros y los pateaba…
Pensé que esta mujer de plano había perdido la
cabeza después de tantos años de soledad o que quizás tomaba pastillas para la depresión
y se le había pasado la mano con la dosis… mil cosas pensé…
Pasaron algunos minutos lo que me parecieron
horas, también pasaron dos policías en moto pero nada más voltearon a ver el
desmadre y continuaron su marcha…
Su grito era un alarido lastimoso, era como si
ardiera de adentro hacia afuera, como si le estorbara el alma dentro del
cuerpo. Parecía poseída….
Después sin más ni menos, se sentó en la guarnición
de la banqueta frente a su casa, saco un cigarrillo, lo encendió, le pego un
golpe y expulso suavemente el humo que venía desde sus entrañas…
Después volteo justo exacto a donde me
encontraba yo protegido por las sombras de las paredes y de la noche y me miró
fijamente y después me giño el ojo izquierdo… seguido hizo un ademan como si me
tirara un beso… le pego otro jalón al cigarro, aventó despacio el humo, tiro el
cigarro y se metió a su casa… a su guarida que estaba totalmente oscura… por
medio de la persiana medio abierta que estaba justo de lo que yo suponía era la
sala, se encendió la luz de un viejo televisor en blanco y negro…
Y después de eso más nada, total silencio y
paz…
Me encontraba totalmente petrificado… ¿Qué chingados
fue eso? ¿Cómo supo que estaba ahí? ¿Qué hay con todo ese desmadre que hizo?
Me quede helado… sentí mucho pavor…
Corrí en chinga hacia la puerta principal y le
puse doble llave, luego fui a la puerta del patio y después de igual forma a la
puerta de la terraza. Las asegure… esa cabrona no estaba bien…
Apague todas las luces de la casa. Tome una
silla y me senté justo en la ventana de mi cuarto que da directo a su casa,
apenas y abrí la cortina y mire hacia ese lugar… todo estaba oscuro, salvo esa
lucecita roja brillando en su porche… ahí estaba… me estaba mirando, me estaba
esperando… me estaba vigilando ¿Qué quiere de mí?
Así sentado me quede dormido invadido de un
miedo que nunca había sentido… ¿Cómo era posible que me diera miedo? Era casi
una anciana que media si acaso 1.55 metros contra el 1.80 que mido yo… ¿Qué podría
hacerme?
Eran como las 3 de la madrugada cuando unos
pasos se escucharon subiendo por la escalera… volteo por la ventana y la puerta de su porche que daba a la calle estaba abierta… Ella había salido…
Me la imagine vestida con esas ropas de terlenka y su pelo tapándole parte de su cara y su mano derecha un cuchillo de carnicero diciendo maldiciones y caminando lentamente hacia mí mientras me miraba con esta vista que parecía perdida y perturbada…
Me la imagine vestida con esas ropas de terlenka y su pelo tapándole parte de su cara y su mano derecha un cuchillo de carnicero diciendo maldiciones y caminando lentamente hacia mí mientras me miraba con esta vista que parecía perdida y perturbada…
Se abre lentamente la puerta… y veo la silueta
de ella quien efectivamente tenía algo en la mano…
Me quiero levantar y no puedo, soy presa del pánico…
ella camina hacia mí y me mira con esos ojos color aceituna y veo que es más
vieja de lo que parece…
-“padre nuestro que estas en los cielos…”
Ella camina hacia mi… sonríe…
-“santificado sea tu nombre…”
La tengo justo frente en mi cara…
El sol del amanecer se cuela por el pequeño espacio
que había abierto en la cortina para
espiar a la maldita loca y me doy cuenta que el ataque solo había sido un sueño.
Me voy a costar a mi cama y pienso en “Aura”
de Carlos Fuentes… seguro que algo así vivió
el Maestro Fuentes… el mundo está llena de gente rara… si lo sabré yo…
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