“Consejos sexuales para una larga vida”
Por Charles Espriella
Por Charles Espriella
Son las tres de la tarde, voy rumbo al lugar acordado por
la calle Veracruz, apenas y puedo creer lo que paso.
Mientras el semáforo me marca el rojo justo en
la calle General Reyes siento que la presión se me sube hasta las nubes, creo
que me va a explotar la cabeza. En mi mente solo puedo imaginar la cara de mis
padres cuando les cuente lo que paso…
La luz cambia verde, acelero y el auto salta
como un tigre sobre el pavimento, las llantas patinan, mi corazón se acelera,
mis manos tiemblan… mi frente es una esponja hundida sobre una alberca… sudo como
una paleta tirada en la banqueta en cualquier calle de Hermosillo en junio…
Miro por el espejo retrovisor, veo que a lo
lejos se acerca ese Ford Mustang negro a toda velocidad, aunque está a metros
de mi veo que se pasa el semáforo en rojo y casi choca contra un camión urbano…
Ahora si me va a llevar la chingada, de esta
no salgo…
Doy vuelta por la calle donde viven mis padres
y en lugar de parar continuo, acelero y pienso que si me va a llevar la chingada
que por lo menos no me lleve frente a mis padres…
Vuelvo a mirar por el retrovisor y veo como el
auto negro da vuelta como si las llantas flotaran sobre el asfalto corriente y barato de las calles… veo
tierra, polvo y piedras volando…
Normalmente cuando me estreso apago la radio,
busco calmar y quitar cualquier cosa que me distraiga y me perturbe. Me aboco a
pensar solo en la solución…
“Sé cómo el abogado del diablo” me decía un
buen amigo Daniel, “piensa siempre la peor situación, la más jodida y búscale solución.
Así si llega a pasar tendrás las respuestas y el arreglo adecuado…”
“Sé cómo el maldito abogado del pinche diablo”…
“Sé cómo el maldito abogado del pinche diablo”…
Pasó las calles volando, es como si las casas
fueran nubes, nadie puede detenerme, nadie puede alcanzarme… ni estos idiotas podrán
contra mí…
¿Qué haría Daniel en este caso? ¿Háblame mi
buen Daniel, háblame?
Busco mis cigarros, creo que me fumare unos 10
de un jalón, estoy muy nervioso…
Encuentro los tabacos y me llevo uno a la
boca, lo enciendo bajo un acto de milagrosa precisión… lo enciendo al revés,
por el filtro… lo tiro por la ventana… y ya no prendo otro, enciendo la radio…
subo la música hasta el tope… se escucha
a todo volumen “Aces High”… intento olvidarme de lo que ocurre… “háblame
Danielito ¿Qué harías, que?
Pongo mi mano derecha del lado del copiloto y ahí
está el maldito paquete que me trae en este lio…
¿Quién me mete en estas pendejadas?
El auto
que aquel sujeto que me dio el paquete comienza a bajar su velocidad… el
marcador me dice que no tiene gasolina, me dice que ahora si me va a llevar la
chingada… miro por el espejo y a lo lejos se ve el puto auto avanzando a toda
velocidad…
Por eso no manejo autos que no son míos… es
una regla que tengo y la acabo de romper y he ahí las consecuencias…
Hacía mucho que no rezaba… bueno, comienzo a
hacerlo…
Tomo el maldito paquete y salgo del auto y
comienzo a correr a toda velocidad… me brinco una barda que da hacia una
escuela primaria… pienso en esconderme ahí, quizás meterme a un salón o subirme
a un árbol o al techo de algún edificio…
Escucho el frenado brusco del Mustang e
inmediatamente después el sonido de armas automáticas cortando cartucho y la
voz de un hombre que grita: “se metió a la escuela, ustedes por allá, yo cuido
esta parte, tráiganlo vivo o muerto y no olviden el paquete”
¿Vivo o muerto?
Corro tan rápido como puedo y cruzo un campo
de soccer y llego hasta la puerta principal la cual está cerrada por ser
domingo. Aviento el paquete hacia el otro lado y luego me brinco yo… me escondo
debajo de una camioneta que estaba justo enfrente al cruzar la calle… en eso
llegan dos hombres vestidos de negros armados y con chalecos antibalas y uno le
ordena al otro que se brinque él y que se quedara fuera cuidando ese perímetro…
Se oyen puertas de casa que se comienzan a
abrir y los vecinos empiezan a salir y luego que ven al tipo armado unos se
espantan y se vuelven a meter inmediatamente. Los más curiosos se quedan fuera…
-“Soy oficial federal, métanse a su casa por
favor, hay un sospechoso de un crimen y creemos que esta dentro de la escuela… resguárdense
por favor”...
Comienzan a llegar patrullas y autos de la policía
federal y otros del ejército… la maldita escuela está rodeada y yo estoy tirado
bajo la camioneta cubierto solo por la llanta y a ninguno de estos cabrones se
le ha ocurrido buscar en los alrededores…
Comienzan a brincarse soldados, policías y
federales por la puerta principal hacia adentro de la escuela…
¿Qué chingados tenía el paquete? ¿Por esto me
van a pagar mil pesos?
De pronto dos pares de zapatos militares
quedan parados justo frente a mí y uno le dice al otro: “la consigna es
eliminar la amenaza. El General quiere ese paquete, no dejes que la policía ni
los federales se lo lleven. Haz lo que tengas que hacer”
¿Soy una amenaza?
¡¡¡Háblame pinche Daniel!!!
De pronto otro par de zapatos quedan del lado
del conductor y se abre la puerta de la camioneta… llega un policía inmediatamente
hacia ese lugar:
-¿qué hace señor?- le cuestiona el oficial de policía
al dueño del auto
-Tengo que irme a mi casa, yo no vivo aquí, aquí
vive mi madre oficial…
-¿usted vio lo que paso aquí?
-No oficial, no tengo ni idea que es lo que
paso…
El policía comienza a decirle que habían perseguido
a un delincuente muy peligroso… yo solo podía pensar en mis padres… ¿Cómo se sentirían
al enterarse? ¿Qué le dirán que hice? ¿Quién soy?
Me ruedo lentamente hasta la guarnición y por
un pequeño espacio con el paquete en mano me arriesgo y me subo acostado a la
banqueta… miro hacia la casa que está enfrente y muy pegada a la calle y gateo
hasta el pequeño jardín donde tiene un cerco natural como de un metro y medio
de una plata que se le conoce como “Carnaval”… me escondo y escucho cuando la camioneta se va…
De pronto, se abre la puerta de la casa y sale
una anciana con perrito de la raza chihuahua en sus brazos… no me ha visto,
gracias a Dios que no ha mirado hacia abajo…
Ella está más interesada en ver el desmadre
que se traen enfrente con fijarse que pasa en sus narices…
Se oye un hombre que grita: “aquí no hay ni
madres, no está aquí adentro” seguido de un “Puta madre”…
Otra voz más grita: “vámonos”…
De pronto el pinche perro comienza a ladrar…
me está mirando el cabrón y ladra desesperadamente…
La anciana le lleva su mano a la boca y le
ordena: “cállate Rocky”… después se da la vuelta, entra a su casa y cierra la
puerta…
Se escucha el ruido de más de una docena de
autos saliendo a toda marcha hacia todos lados…
Me quedo acostado 10 minutos más… después lentamente
levanto mi cabeza hasta la altura en la cual mis ojos pueden dar un vistazo de
todo el lugar… no hay nadie…
Me levanto y mis piernas tiemblan… meto la
mano derecha a mi pantalón y saco los cigarros, me llevo uno a la boca…
Tomo el paquete con mis dos manos y lo arrojo
a un tambo de basura que está al lado del Carnaval…
Me voy a pie a casa…
Llego y mi madre me pregunta que como estuvo
mi día…
-Normal madre, normal…
-Normal madre, normal…
Por cierto, el consejo sexual de la historia
para una larga vida es: sean románticos y hagan cosas nuevas con su pareja… cosas
nuevas, flores, bla bla bla…
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