Voy a leerte hasta que vuelva a verte.
Hasta que vuelva a verte, te recordare como eras, así,
joven, sonriente, con tus grandes ojos cafes.
Hasta que vuelva a verte, te abrazare así como lo hice aquel
verano bajo la lluvia el día que murió tu padre.
Hasta que vuelva a verte leeré a Paz y a Neruda, solo porque
sé que te encantan, y nada más.
Hasta que vuelva a verte, recordare como son tus ojos al
amanecer después de una noche de hacer tareas en la máquina de escribir vieja
de tu mamá. Aquella que no marca bien la “e”…
Hasta que vuelva a verte, cargare tu mochila, ya sé, no la
tengo pero me gusta pensar que lo hago. Me pregunto si aún sufres de dolores de
espalda.
Hasta que te vuelva a ver, te esperare por la calle Reforma,
por la salida de “comunicación” esperando que llegues y me des “raite” a mi
casa…
Hasta que vuelva a verte comprare cigarros sueltos y
guardare el tuyo a un costado de mi gorra.
Hasta que vuelva a verte me seguiré preguntando si tus
grandes pestañas son reales o falsas… ya dime ¿no?
Hasta que vuelva a verte tomare tu mano en mi mente y te diré
como te decía antes de los exámenes: “todo va a estar bien”.
Hasta que vuelva a verte te esperare en el Samborns para
tomarnos un café y planear ir de nuevo al Cervantino.
Hasta que vuelva a verte seguiré pensando que eres una
persona increíble y que te extraño mucho…
Hasta que vuelva a verte, te leeré en el Facebook , solo
porque te quiero y nada más.
Charles Espriella 23Agosto 2017
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