jueves, 27 de agosto de 2015

“Ser con todo y con todos…”

“Ser con todo y con todos…”
Por Charles Espriella
Los codos en las rodillas, las manos sobre las mejillas y los ojos postrados en el cielo.
Los zapatos tirados bajo la cama; la toalla húmeda al final de la escalera y la puerta que da al patio medio abierta.
Casi hay  un sagrado silencio si no fuera porque  puedes escuchar el flujo de tu sangre recorriendo tu cuerpo en ese laberinto de órganos y huesos…
Tus parpados se cierran, respiras lento pero profundo, estas disfrutando el aroma de esa tarde, estas fluyendo y vas y vienes como un columpio de cadenas largas…
Eres las ruedas de tu patineta; eres ese chicle sin sabor pegado bajo la mesa del desayunador… eres la escarcha de hielo un congelador antiguo…
Obsoleto por gusto, por necedad, por el hartazgo que te brindan  los años…
Eres tantas cosas… la tiza de carbón de la cabeza abatida de un fósforo… el algodón usado con sangre que curo heridas… la hoja seca de naranjo escondida y abandonada debajo del cartón de  embaces de cerveza vacíos…
Te sonríes, sacas la legua, sientes el aire, sientes como se seca rápidamente…
Estornudas sin querer y te muerdes  el labio de abajo, el que ha sido mordido muchas veces otras bocas. Ya eres inmune a las mordidas… brota un poco de sangre… sabe rica…
Te llega la noche y sigues en ese estado casi catatónico mentalmente… no te importa nada…
Así es como debe de ser la vida… una contemplación de adentro hacia afuera y de afuera hacia adentro en armonía y sin interrupciones…

Ser con todo y con todos…

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