miércoles, 19 de agosto de 2015

“Te amo de manera eterna”

“Te amo de manera eterna”
Por Charles Espriella
Te llevo en los labios, como saliva brillando con sabor a paleta helada de uva.
Te veo en todos lados a toda hora, es como si el mundo estuviera hecho de tus ojos, tus senos y tus palabras…

Siento un hormigueo cada vez que pienso en ti, lo siento justo en medio de mis ojos… es como un trance, una espiral envolviéndome…

Siempre te he deseado, desde que estábamos en la secundaria y te veía sonriendo por toda la escuela con tus labios perfectos y tu boca llena de dientes y tus ojos grandes y azules como zafiros…
Siempre he querido darte un beso, robarte y hacerte mía… y que tú también lo quieras, claro, a fuerzas nada… a fuerza nada… que tú me quieras, eso sería una locura…

Siempre estabas rodeada de gente, pareciera que tuvieran alas y cuidaran de ti… siempre en torno a ti, como grandes murallas de carne y hueso… impenetrable para cualquier simple mortal…
Ya han pasado 28 años, es mucho tiempo, es casi una vida…

En tanto tiempo hay seres humanos que han construido catedrales, han conquistado países, han esculpido obras de arte o han visto nacer y crecer a sus hijos… es demasiado tiempo, mucho sin ti…
Es demencial esto que me haces…

Y recuerdo cuando te vi por primera vez… ahí estabas frente a la tienda donde comprábamos sodas y dulces… era como si el sol hubiera bajado a la tierra, todo en torno a ti brillaba, eras oro…
Me quede pasmado, viendo como el universo entero giraba en torno a ti así en tan solo un chasquido de dedos…

Después cometiste la impudencia de mirarme en una milésima de fracción de segundo lo que mi me pareció una eternidad… después de ese momento mi alma sabía que algo en mí ya estaba encadenado irremediablemente a ti…

Tú no lo supiste…  ¡que ibas a saberlo! No era nadie para ti, no era nada…
Y hoy después de todo ese tiempo te vuelvo a ver…

Tus ojos grandes platos de agua zarca brillan como dos estrellas fugaces, pero no tienen vida… estas ahí sentada en tui silla de ruedas con esa bata blanca, pálida como si fueras de porcelana y tus rubios cabellos se han tornado grises…

¿Qué te paso? ¿Quién te hizo esto?

De pronto, volteas y me ves, la habitación donde estamos está un poco oscura y tus pupilas se dilatan… y dices mi nombre… y suena como si lo hubiera escuchado por primera vez, suena embriagante, majestuoso… suena como solo tus labios pudieran pronunciarlo…

Te voy a platicar todo lo que hice en este espacio de tiempo sin ti…
Te tomo de las manos y comienzo…

Y esta vez no te dejare ir, porque siempre te amé…

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